Vivir como críos, actuar como adultos
- Sergio Belver
- 16 jul 2016
- 3 Min. de lectura

Otro día asistimos a como una población es tomada por una fuerza mayor. Pero hoy hemos visto lo que puede hacer un pueblo unido aunque su mayor dirigente sea tan cobarde de mandarles a la muerte por defender su tierra. Muchas personas han salido a las calles a pelear por lo que es suyo, con su bandera al hombro porque les gusta su país y donde crecieron. Y sean o no seguidores del presidente Erdogan, han salido a la calle para defender su ciudad y que no se la quiten. Para mí eso es un verdadero patriota, aquel que lucha por el lugar donde creció, por la casa que le dejaron sus padres al trabajar tras muchos años.
El deseo de las personas, por mucho que sus gobiernos se empeñen en pensar lo contrario, no es ni más ni menos que luchar por defender lo que les pertenece. Sea cuál sea el territorio en el que vivan y estén en guerra o no. Se llama humanidad, y deberíamos intentar practicarla más a menudo porque es algo maravilloso.
El mundo se está revolviendo como si de un gran terremoto político se tratase, y sin duda los ciudadanos están reaccionando de distintas maneras. Unos son crédulos por el poco conocimiento que les dejaron tener, otros son tan críticos que dudan hasta de si una golosina les envenenará, y finalmente, los que presentan un término medio entre ambos que para mí es la virtud como decía Aristóteles, que son aquellos que son crédulos cuando deben serlo pero cuestionan todo aquello de lo que llegan a dudar en algún momento.
Vale, bien, situémonos un poco en el mundo porque nos hace bastante falta. Necesitamos pensamiento crítico pero al mismo tiempo, aferrarnos a algo para seguir viviendo...entonces...para mí hay que plantear una pregunta: ¿Y si volvemos a recuperar esa inocencia de críos, siendo como somos grandes críticos del mundo en el que vivimos?
Quizá es un poco infantil, pero creo que al mundo le hacen falta más abrazos entre naciones y menos guerras entre ellos. Es bonito cuando hay vídeos en los que diferentes etnias dejan a un lado sus rencillas y se juntan. Y yo me pregunto, ¿por qué no podemos conseguir eso en un mundo dominado por la codicia y el odio hacia lo desconocido?
Os lo juro, no entiendo como después de tantos años de avances, no podemos simplemente eso, avanzar hacia un cambio a mejor del planeta en el que vivimos. Estamos destruyendo donde vivimos, nuestra personalidad y nuestra forma de ser se está perdiendo porque parecemos necesitar ser como otros que han triunfado en lo suyo. No entiendo por qué razón seguimos buscando igualar el éxito de otros, cuándo un fracaso ayuda a mejorar como persona.
En definitiva, creo que deberíamos poder hacer del mundo un lugar donde un niño pudiese disfrutar de su palmera de chocolate sin que otro quisiese quitarsela o tirarsela al suelo. Así, quien sabe, los combatientes y destructores en guerras lo mismo empezasen a pensar diferente. Para mí, no hay motivación mayor que ver como una persona sonríe al leer algo que yo he escrito para el mundo. Es algo bonito, ¿por qué no empezamos a dejar huella en los demás y lo extendemos allá por dónde vayamos?
Espero que todo esto acabe en unos años, cuando unos dejen de intentar dominar a los otros, porque ansían ser como ellos.
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