A qué llamo yo productividad
- Sergio Belver
- 10 sept 2016
- 2 Min. de lectura
No vamos a engañar a nadie, sabemos en el mundo en el que vivimos, quien nos gobierna y como está tratando de manejar nuestra mente de forma continua con telebasura. Los telediarios no informan, si no que hacen que nos sintamos culpables de lo que llevan a cabo nuestros gobiernos, de las ansias de las empresas por obtener un gran beneficio o del odio racial que sigue existiendo en el siglo XXI contra aquellos que se salen de la "norma".
Como en la sociedad, a la hora de elegir a un empleado se tienen en cuenta bastantes aspectos prioritarios. Primero, la empresa piensa en contratar a alguien que le cueste menos dinero y al que pueda explotar más. Alguien que sepa menos y haga más sin preguntar. Esas personas son las que por ejemplo perpetúan con sus cero ganas de rebelarse los contratos de mierda a los que somos sometidos los jóvenes, y en algunos casos, lo que consiguen con su sí, no es más que desprestigiar el trabajo que otros han realizado durante años.
Las empresas quieren gente que sea productiva, es decir, a su modo de ver es mejor alguien con menor cualificación que esté más horas por menos dinero que alguien que te resuelva problemas y aporte soluciones. La mayoría de grandes creativos y dibujantes que conozco han tenido que ofertarse vía mundo freelance porque las empresas solo copian campañas antiguas con esloganes anticuados porque el espectador no lo ha visto. Falta originalidad, todo ya está inventado, hasta que llega alguien y dice "y si..." y consigue que nadie le tire abajo su idea.

Por eso, para mí productividad no es ser eficiente a nivel profesional o para una empresa, ser productivo para mí es sentir que has dado todo tu potencial para sacar el mejor producto que has podido en el tiempo que te has fijado para él. Quedarse con las ganas de mejorar algo no es ser productivo, es quedarte con las ganas de mejorar algo. Y es así, el perfeccionismo excesivo agobia, pero dejar un proyecto a medio acabar es como cuando de pequeños dejábamos la comida a un lado para que nos dijesen que ya podíamos ir a jugar. El ejemplo es el perfecto para ilustrar el post de hoy según mi punto de vista la verdad.
Pero la productividad también exige compromiso y constancia, no sólo esfuerzo. Porque la fuerza de voluntad no está ahí siempre que quieres para decirte "hoy vas a ser mejor que ayer". No, eso te lo dice tu cerebrito y tus ganas de triunfar que tienes cada día. Solo así es como realmente consigues sentirte a gusto con lo que realizas cada día, solo así eres realmente productivo.
Por ello, a todos los que os metan en la cabeza que para ser productivo hay que realizar todo en el menor tiempo posible, empezar a dudar cuándo os quedéis con mal sabor de boca. Siempre puedes mejorar lo que un día deseaste crear.
Commentaires